Por suerte, en educación infantil se trabaja más cerca de este ámbito y es aquí de donde surge mi post de esta semana. Un día en clase en el que teníamos que realizar una ficha sin sentido para mí, de repente la profesora puso la melodía del Vals de las flores de Tshaicovscky para que nos acompañara en la realización de la tarea. Pero de repente dijo que dejáramos todo lo que estábamos haciendo y que nos colocáramos en la asamblea.
todos nos pusimos de cuclillas con los ojos cerrados porque éramos flores que estaban durmiendo. A medida que la música iba sonando íbamos estirándonos poco a poco hasta que cuando la música rompía todas las flores estábamos despiertas y bailábamos sin cesar. No podíamos despegar nuestros pies del suelo porque las flores están agarraditas a la tierra, pero movíamos nuestros brazos y nuestras cabezas como si fueran los pétalos y las hojas de las flores.
Posteriormente la tutora iba metiendo más movimientos como por ejemplo que llegaba una abeja y nos olía a todos. También que empezaba a llover y teníamos que refugiarnos con nuestras hojas.
Los niños disfrutaron muchísimo y prefirieron mil veces la danza que la ficha que estábamos realizando con anterioridad.
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